ó YO NUNCA NECESITE UN DIPLOMA.
Mientras unos se mataban y hacían hasta lo imposible para que, cada fin de curso, su nombre fuera dicho por el altavoz nombrándolo así como el mas inteligente de su clase, yo me iba a mi casa con mi boleta llena de dieces y mis manos sin un diploma. Año, tras año nombres iban y venían y yo, jamás obtuve uno........ Pero no me importo.
Mi maestra de primer año de primaria, me dio el mejor reconocimiento, yo diría, regalo, que ninguna autoridad escolar me pudo dar, es más, me atrevería a decir, que es el mejor regalo que alguien me ha dado debido al valor sentimental que, hasta hace poco, descubrí que tenía:
Un libro de cuentos de Hans Christian Andersen, el cual, su papá le dio cuando ella tenía 4 años, y que decidió regalarme porque decía que ningún diploma iba a decirme lo importante que era y
lo lejos que podía llegar, snif! (Según mi madre, palabras dichas por mi maestra)
Ese libro compenso todos los diplomas que supuestamente merecía y nunca obtuve, la dedicatoria es muy significativa para mi y, en algunos casos un tanto melancólica, ya que una parte de mi siente que le falló a esa maestra que tuvo tantas expectativas para mi vida futura y que, por diversos motivos, no fue como lo imagino (o imagine).
Si tuviera la oportunidad de volverla a ver, mi agradecimiento seria igual de sincero, como el de aquella niña de seis años.
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