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12/4/13

Estas en el umbral y al verte entrar una revolución de sentimientos me hace vibrar. Pasas, tomas asiento en ese sillón que ha de ser mi cómplice esta noche.

Se escucha una de tus canciones favoritas, te acercas para subir el volumen, yo aparezco detrás de ti, la luz tenue, la decoración de la mesa, la música, mi ropa un tanto sugerente, te hace imaginar lo que esta por venir esta noche.

Me preguntas que pretendo, con esa sonrisa picara y un tanto incrédula, nunca pensaste que pudiera llegar a esto. Extiendo unas copas para tomar de ese vino que, cuando probé, supe que lo usaría para una ocasión como la de hoy. Haces la pregunta que va a dar pie a mi osadía -"¿solo el vino?" - sonrío mientras te deleito con ese escote que tan intencionalmente escogí para esta ocasión. Siento como me miras y por mi mente traviesa empiezan a divagar las cosas que podría hacerte.

Te tomo de la mano y pones una cara de incredulidad que hasta cierto punto me divierte, te quedas sin palabras, mientras la música llena todos los espacios. Te siento en aquel sillón  mientras la cadencia de la música hace que me deshaga de los complejos, de los tabúes, me acerco y te beso. Mi lengua llega hasta tu cuello y mi boca se llena de tu olor.

Voy recorriendo ese sendero que de memoria me sé, tus manos ávidas quieren empezar el recorrido. Me acerco un poco y susurro -"No puedes tocar"-.

Subo mi pierna sobre el sillón y mi falda deja al descubierto esa ropa interior que tanto te fascina, desabrocho tu camisa y mi legua recorre tu pecho, tu pantalón hace que me detenga; inmediatamente te deshaces de él., imaginar hacia donde voy hace que la reacción sea inminente. Aun no puedes tocar. Comienzo a escuchar tu respiración, tus tenues gemidos y me fascina tenerte tan dócil; pero solo es un preámbulo a como de verdad quiero, mas bien a como necesito tenerte, en ese punto que de pronto descubrí que me enloquecía; eso que raya en lo perverso con cierta dosis de dolor. 

Me deshago de la blusa y mis manos empiezan el recorrido por mi cuerpo, se que te gusta mirar mientras exploro mi propio placer, cae mi falda y con ella mi timidez, me acerco mientras me toco, pero tu aun no puedes tocar, quiero que escuches, que mires, que me desees al grado de hacerme lo que nunca antes pensaste hacerme. Esta noche, cederé a lo que pidas.

2/4/13

Eli tenia en sus manos la prueba que tanto esperaba, pero que tanto temía encontrar. En sus manos, dos hojas guardaban las cosas que ella sospechaba y que aun no estaba segura de descubrir.

Tenia miedo de comenzar a leer y sus ojos solo recorrieron las letras desconocidas una y otra vez sin siquiera poner atención a lo que decían.   Sus ojos se toparon con unas lineas: "Espero que yo sea la única con la que le pongas el cuerno" - se nota que es una escuincla estúpida, pensó.-  "En estos años que hemos estado juntos..." ¡Años!, doblo las hojas y vio las ultimas palabras que estaban escritas -"Te amo"-.  

Volvió a dejar los papeles donde los encontró y salio de la casa, con mas dudas que antes, pero había sido tan cobarde de leer todo, que solo se quedo con esas dos frases retumbando en su cabeza.

Recordó aquella platica que tuvo con Fer, su amigo de la infancia, cuando le dijo que sospechaba que Saul  le era infiel:

- ¿Y porque no lo dejas?
- No lo se, quizá por costumbre, por estúpida...
- O por amor, dicen que el amor puede perdonar lo que sea
- Es muy fácil confundir el amor con estupidez, yo aun no se diferenciarlos.