Estas en el umbral y al verte entrar una revolución de sentimientos me hace vibrar. Pasas, tomas
asiento en ese sillón que ha de ser mi cómplice esta noche.
Se escucha una de tus canciones favoritas, te acercas para
subir el volumen, yo aparezco detrás de ti, la luz tenue, la decoración de la
mesa, la música, mi ropa un tanto sugerente, te hace imaginar lo que esta
por venir esta noche.
Me preguntas que pretendo, con esa sonrisa picara y un tanto incrédula, nunca pensaste que pudiera llegar a esto. Extiendo unas copas para tomar de ese vino que, cuando probé, supe que lo usaría para una ocasión como la de hoy. Haces la pregunta
que va a dar pie a mi osadía -"¿solo el vino?" - sonrío mientras
te deleito con ese escote que tan intencionalmente escogí para esta ocasión. Siento como me miras y por mi mente traviesa empiezan a divagar las cosas que podría hacerte.
Te tomo de la mano y pones una cara de incredulidad que hasta cierto punto me divierte, te quedas sin palabras, mientras
la música llena todos los espacios. Te siento en aquel sillón mientras la
cadencia de la música hace que me deshaga de los complejos, de los tabúes, me
acerco y te beso. Mi lengua llega hasta tu cuello y mi boca se llena de tu olor.
Voy recorriendo ese sendero que de memoria me sé, tus manos ávidas quieren empezar el recorrido. Me acerco un poco y susurro -"No puedes tocar"-.
Voy recorriendo ese sendero que de memoria me sé, tus manos ávidas quieren empezar el recorrido. Me acerco un poco y susurro -"No puedes tocar"-.
Subo mi pierna sobre el sillón y mi falda deja al descubierto esa ropa interior que tanto te fascina, desabrocho tu camisa y mi legua recorre tu pecho, tu pantalón hace que me detenga; inmediatamente te deshaces de él., imaginar hacia donde voy hace que la reacción sea inminente. Aun no puedes tocar. Comienzo a escuchar tu respiración, tus tenues gemidos y me fascina tenerte tan dócil; pero solo es un preámbulo a como de verdad quiero, mas bien a como necesito tenerte, en ese punto que de pronto descubrí que me enloquecía; eso que raya en lo perverso con cierta dosis de dolor.
Me deshago de la blusa y mis manos empiezan el recorrido por mi cuerpo, se que te gusta mirar mientras exploro mi propio placer, cae mi falda y con ella mi timidez, me acerco mientras me toco, pero tu aun no puedes tocar, quiero que escuches, que mires, que me desees al grado de hacerme lo que nunca antes pensaste hacerme. Esta noche, cederé a lo que pidas.
Me deshago de la blusa y mis manos empiezan el recorrido por mi cuerpo, se que te gusta mirar mientras exploro mi propio placer, cae mi falda y con ella mi timidez, me acerco mientras me toco, pero tu aun no puedes tocar, quiero que escuches, que mires, que me desees al grado de hacerme lo que nunca antes pensaste hacerme. Esta noche, cederé a lo que pidas.