Hoy fue un día muy ajetreado en la oficina. Tantas cosas que se han acumulado, más lo que falta en lo que resta de la semana, añadiéndole un jefe al que se le acaban las excusas con su esposa para justificar sus salidas con "proveedores importantes", me aseguran un estrés total.
El día de hoy termina (al fin) salgo de aquel edificio de grandes ventanales, me coloco los audífonos y me dispongo a ignorar a todos a mi alrededor subiendo el volumen. La fila para subir al autobús es ridículamente larga (como de costumbre a estas horas) así que decido caminar.
Siempre me ha gustado esta zona, los espacios verdes con bancas colocadas estratégicamente para que se vea el contraste con los altos edificios y las hordas de automóviles que creen que tocando el claxon como desquiciados va a hacer que avancen mas rápido.
Una luz roja hace que detenga mi larga caminata, alguien toca mi hombro:
- ¡Hola! creí que no te detendrías, hasta estaba preparado para correr... (sonríe)
- Hola (tiene la misma sonrisa encantadora)
- ¿Como has estado? Han pasado algunos años, sigues casi idéntica a como te recuerdo.
- (ojalá no recuerdes la última vez que nos vimos) Bien, tu tampoco has cambiado, bueno, te ves, mejor (¡demonios! creo que me sonroje)
- ¡Ja! eso díselo a mi mujer que se empeña a que haga ejercicio
- (¿eso que sentí fue un poco de desilusión?)
- ¡Pero cuéntame!, ¿que has hecho? de repente desapareciste, como si te hubiera tragado la tierra. Te busque, te llame, pero no supe mas de ti.
- (como si hubiera querido verte después de lo que te dije la última vez) Pasaron algunas cosas, tuvimos que mudarnos y fue como empezar de nuevo.
(Aquí fue donde entro un silencio incómodo, hasta que su teléfono comenzó a sonar. Una, dos... )
- Dime. Ajá... si... no, no se me olvida, ya voy para allá... ok.
- Creo que tienes que irte (por favor, acaso no te quedo claro la última vez lo difícil que era para mi tenerte tan cerca y tan lejos al mismo tiempo. Esta ocasión no es diferente)
- Si, tengo que ir a comprar algunas cosas. De hecho iba retrasado, pero te vi y no pude evitar seguirte (guiño)
- (¡maldición! odio cuando haces ese gesto, en este momento podrías pedirme lo que quisieras y no me negaría a nada)
Después de un intercambio de teléfonos y (maldita sea) de redes sociales, quedamos en mantenernos en contacto. Hizo un ademán con su mano para decirme adiós, el cual le respondí con una sonrisa. Camina hacia mí (no, no lo hagas) un beso en la mejilla fue el que detono ese abrazo que quedo pendiente hace muchos años.
-No vuelvas a desaparecer así, por favor - susurra
- (no dejes que te vea llorar) Ya veremos.
Evitamos que nuestras miradas se cruzaran después de ese abrazo y cada quien siguió su camino. Él perdiéndose entre la gente y yo, perdiéndome en mis recuerdos y en la letra de una canción.
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o_O
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