Recuerdo tener como 11 o 12 años, cuando mi madre comenzó a economizar en casa debido a que las cosas no andaban bien, ya que tenía poco que nos habíamos vuelto una familia chiquita y rota.
Comenzó economizando en la comida, comprando siempre lo mas barato y rendidor porque, déjeme le cuento, siempre hemos sido de buen diente.
El menú que consistía en:
Sopa o arroz (infaltable para que nos "llenáramos")
Albóndigas
Tacos dorados (de lo que estuviera más barato, res o pollo)
Pechugas empanizadas (lo que en realidad eran muslos)
Bistec en jitomate (corazón de res)
Hígado encebollado o en su defecto empanizado (el cual me rehúso a comer)
Muslos o piernas de pollo con jitomate y papas (a todo lo que llevara caldillo de jitomate le ponía papas, cosa que, hasta la fecha, evito en todo lo posible)
Milanesas empanizadas
Ensalada (algo que me gustaba cuando hacia empanizados era esa ensalada de lechuga, aguacate, pepino, cebolla, limón y sal ¡deliciosa!)
Caldo de gallina (mandando a mangos, porque siempre le daban mucho)
Leche (de la conasupo, por supuesto)
Cereal (chachitos)
A todo esto, se le agregaron diferentes formas de economizar, y las mas aterradora de todas llegó cuando mi madre se entero que en el deportivo "Pino Suárez", el cual se encontraba a unas calles de casa, daban clases de "belleza". No se como, peo mi madre se hizo amiga de la maestra que impartía los cursos, le dijo que hacían cortes gratis, los cuales, solo dándole una mínima propina a las estudiantes, te cortaban el cabello.
Como era de esperarse, las aprendices apenas y tenían noción de lo que era cortar el cabello (de ahí lo de APRENDICES) pero al tener 3 hijos y un sueldo no tan bueno, decidió llevarnos ahí para que practicarán con nosotros nos cortaran el cabello.
¡H-O-R-R-I-B-L-E!
Era terrorífico decirle a mi madre que necesitaba un corte, sobre todo porque al estar en una edad en la que los niños empiezan a tener un significado diferente al de amigos, y se quiere "competir" para pasar la frienzone, la apariencia también toma otra definición. Las primeras veces no había mucho que hacer, ya que solía usar el cabello corto:
(así de corto)
Así que solo era un despunte y listo. Quise dejarlo crecer, y no fui en mucho tiempo, así que mi cabello creció un poco más abajo de los hombros y comenzó a maltratarse. - Vamos con la maestra para que te lo arregle porque ya lo tienes muy feo- dijo mi madre. Accedí.
E-R-R-O-R... terminaron haciendo de mi cabello una muestra de peluca como con tres cortes diferentes, lo que me tomó dejarlo crecer valió para pura madre porque termine con una parte de mi cabello tan corta como la de la imagen, el colmo fue, que al día siguiente tomaron la famosísima foto de grupo, en la cual, obviamente salgo con cara de pocos amigos y odiando mi cabello (y las fotos en si).
A partir de ese día suelo usar el cabello sujeto con una liga (muy pocas veces lo llevo suelto) lo he dejado crecer y no me aventuro a probar cortes de cabello complicados, así que si algo tengo que agradecer a esa experiencia, en esos años, traumática, es que no derrocho dinero en estéticas, tintes, uñas o en todo aquello que se vea tan artificial.